Hola, yo me llamo Javier, hace diez años me dijeron que tenía cáncer pancreático.
Mi historia empezó cuando tenía un dolor terrible en el medio del estomago y que iba alrededor hasta mi espalda. Fui al doctor y me dio un diagnostico preliminar de pancreatitis aguda, también me dijo el doctor que fuera a un especialista para ver la raíz del dolor, me hicieron un lote de exámenes y no podían decirme definitivamente que era lo que tenia.
El especialista me mando a ver otro doctor que tiene una maquina muy especializada que mete un cable con una cámara tan pequeña que puede pasar por el tubo delgado que va del páncreas al estomago y puede dar un ultrasonido a dentro del páncreas. El resultado que me dieron fue que tenía un tumor en el páncreas de 4cm por 3cm. Ahí me explicaron que esta enfermedad tiene un rango de mortalidad muy alto, pero, que había una chance de una operación donde sacan la cabeza del páncreas donde está radicado el tumor y en algunos casos uno puede sobrevivir el cáncer.
Yo nunca deje que riesgos me detengan, así que después de discutirlo con mi familia dije que si a la operación. Después de varias horas el cirujano salió y le dijo a mi esposa que no había podido sacar el tumor porque estaba alrededor de la “vena cava” (que es la principal vena que lleva la sangre de las piernas al corazón). El doctor dijo que probablemente me quedaba un poco menos de un año.
De nuevo me dieron otra chance con tratamiento de “chemo-terapia” y al mismo tiempo de radiación. Este tratamiento es bastante agresivo. Tres meses más tarde y después del tratamiento un examen dio resultados positivos que decía que había podido reducir el tamaño del tumor por la mitad y que se había separado de la vena.
De nuevo me hicieron la operación que tardo como 14 horas, me sacaron la mitad de todo alrededor del páncreas (estomago, duodeno, hígado, etc.). Esta vez el cirujano estaba casi seguro que había sacado todo el cáncer, pero con tiempo íbamos a ver que si todo estaba bien.
El primer año fue el más difícil porque yo estaba muy débil después de todos los tratamientos, pero con la ayuda de mi familia, paso el tiempo y aquí estoy para contar el cuento y disfrutar mi deporte favorito en el velero. Gracias a Dios.