Rubén y Patty Vela conocen muy bien el viaje de Laredo a San Antonio, Texas.
Hicieron el viaje de más de cuatro horas ida y vuelta de cada dos semanas mientras Rubén recibía quimioterapia para el cáncer de páncreas en etapa (estadio) III.
Durante este tiempo, familiares, amigos y vecinos los apoyaron a lo grande.
“Mi hija mayor nos ayudó con su hermana pequeña, y luego vino mi mamá a vivir con nosotros para poder estar con mis hijas, porque tenían muchas actividades en ese momento”, dijo Patty.
Todos colaboraron para asegurarse de que los Vela pudieran asegurarse de que Rubén pudiera recibir el tratamiento que necesitaba y recuperarse.
“Me decían: ‘No te preocupes por tu familia acá. Nosotros nos encargamos de ellos. Cuida de Rubén allá’ “, dijo Patty.
Sus hijas llegaban a casa y encontraban pizza o bocadillos. Los miembros de la familia se ofrecían como voluntarios para llevar a Rubén a San Antonio cuando Patty tenía que trabajar.
El programa de Servicios para el Paciente de PanCAN también se convirtió en un recurso importante para los Vela: les llamaban con regularidad durante los angustiosos días posteriores al diagnóstico de cáncer de páncreas de Rubén para que entendieran todo, desde la terminología hasta las opciones de tratamiento. Ahora, Patty y Rubén contribuyen a su comunidad creando conciencia sobre los signos y síntomas del cáncer de páncreas para todos, pero especialmente a los hombres hispanos, que presten atención a sus cuerpos y que se hagan ese examen físico anual que puede ayudar a salvar su vida.
“Un milagro Navideño”
Al igual que muchas personas diagnosticadas con cáncer de páncreas, el viaje de Rubén comenzó con síntomas poco definidos, en su caso el reflujo gástrico. Lo atribuyó a cenar tarde después de tocar por las noches en un grupo de mariachis para bodas, quinceañeras y otros eventos.
Pero Patty lo instó a ir al médico y le hizo una cita en mayo del 2019. Ese examen físico de rutina mostró que su presión arterial estaba muy alta. Su análisis de sangre también mostró anomalías. Mientras el médico trataba de averiguar qué estaba sucediendo, Patty notó algo alarmante: la piel de Rubén se miraba amarilla.
Ese día fue a trabajar como de costumbre, pero incluso sus compañeros de trabajo notaron la palidez amarillenta en su piel. Luego vino la llamada del médico, quien le dijo a Patty: “Llévalo directamente al hospital. Necesito hacerle otras pruebas, pero lo necesito en el hospital”.
Patty lo convenció de salir del trabajo y hacer lo que el médico le pidió. Querían ir a San Antonio, que ofrece un centro médico más grande con más recursos, y como Rubén tenía tanta ictericia, el transferirlo requirió contratar una ambulancia privada para llevarlo. Perseveraron con la esperanza de que todos los procedimientos que necesitase se pudieran hacer en un solo lugar, en lugar de múltiples citas en diferentes lugares de Laredo.
“Fue un caos llevarlo a San Antonio”, dijo Patty. “Debido a todo el papeleo, llegamos casi dos horas tarde. Así que perdimos nuestra cita con el médico que estaba dispuesto a verlo. Él nos refirió con otro médico para la mañana siguiente”.
Primero, le pusieron a Rubén una endoprótesis que alivió la presión sobre su hígado, así como una biopsia que confirmó un diagnóstico de cáncer de páncreas en etapa III. El equipo de oncología le dijo a los Vela que la mejor opción para Rubén era el procedimiento de Whipple, pero que el tumor necesitaba reducirse antes de que eso pudiera suceder.
Así que él inmediatamente comenzó seis rondas de quimioterapia. La primera ronda salió bien gracias a un parche en su piel que ayudó a prevenir algunos efectos secundarios, Rubén dijo que se sentía muy bien, pero el seguro médico negó ese tipo de medicamento para el siguiente tratamiento de quimioterapia. Así que comenzaron los efectos secundarios: pérdida de peso, fatiga, náuseas y vómitos. Cuando el tumor no se redujo lo suficiente, recibió otras seis agotadoras rondas. Esto les dio los resultados que estaban buscando: después de haberle sido negado dos veces, se convirtió en candidato para la cirugía.
“Para entonces, eran finales de noviembre, por lo que nuestra cuenta bancaria estaba vacía y en números rojos”, dijo Patty. “Estábamos empezando a recibir facturas”.
Le suplicaron al especialista que lo pusiera en el cronograma para la cirugía antes de fin de año, para que no tuvieran el costoso procedimiento sujeto al deducible de año nuevo. Rubén recuerda cuando se enteraron de que podría operarse dos días antes de Navidad.
“Fue un milagro”, dijo Rubén. “Fue un milagro navideño”.
Después de una cirugía exitosa y más rondas de quimioterapia y radiación, interrumpidas por el comienzo de la pandemia de COVID-19 en marzo de 2020, ha sido revisado regularmente y ha estado sin cáncer desde entonces.
A lo largo de la jornada de los Vela, el programa de Servicios para el Paciente de PanCAN se convirtió en un recurso importante . Les llamaron justo después del diagnóstico de Rubén y estuvieron en contacto con su Administrador de casos a cada paso del camino.
“Necesitábamos a otra persona que nos dijera: ‘Sí, escuchaste bien’ o ‘Sí, esto va a suceder'”, dijo Patty. “Porque estábamos pasando por un camino desconocido y nos estábamos topando con baches, y necesitábamos protección adicional. Yo llamaba a PanCAN para tranquilizarme”.
Iluminando la ciudad de color morado
Ahora, los Vela están trayendo a otros a la comunidad PanCAN. En el Purple Stride de PanCAN 2023 de San Antonio, Rubén fue el presentador principal. Con los miembros del Equipo Ruben’s Warriors (Los Guerreros de Rubén) en la multitud, evocó cómo el programa de Servicios para el Paciente de PanCAN y su comunidad en Laredo les fueron tan importantes.
“Yo les dije que, si sienten que están solos, no lo están”, dijo. “Siempre hay ayuda ahí afuera”.
Los Vela han voluntariado su tiempo de otras maneras, hablando con los medios locales sobre la concientización del cáncer de páncreas y la importancia de los exámenes físicos de rutina, especialmente para los hombres. Han referido a varias familias en Laredo que enfrentan cáncer de páncreas al programa de Servicios para el Paciente de PanCAN, y como en cada año, noviembre es un momento para pintar la ciudad de color morado. Iluminan su casa y su pasarela de color morado; en un año incluso pintaron rocas de morado y decoraron con ellas su patio delantero.
Los Vela quieren hacer llegar un mensaje importante a los miembros hispanos de su comunidad.
“Como hispanos, somos muy orgullosos y queremos hacer las cosas por nuestra cuenta, pero créanme, hay algunas cosas que necesitan manos adicionales”, dijo Patty. “Ármate de valor para pedir y aceptar ayuda. Está importante pedir ayuda”.
Para Rubén, su increíble familia, grandes amigos y su ejército de guerreros de la oración le dieron la fuerza para enfrentarse al cáncer de páncreas.
“No pienses que todo ha terminado porque te diagnosticaron”, dijo. “Siempre hay esperanza. Sigan siendo positivos para seguir luchando”.